Mauricio de Miranda: «La unificación monetaria no resuelve los problemas estructurales que afectan a la economía cubana»

El Estornudo
9 min readNov 11, 2020
Mauricio de Miranda / Facebook del entrevistado

Por Mario Luis Reyes

El pasado 8 de octubre, tras años de rumores, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, confirmó que el proceso de unificación monetaria y cambiaria se efectuará por fin en Cuba. Sobre eso y la crisis económica actual, antes «coyuntural», ahora agravada por la pandemia del coronavirus, las nuevas medidas económicas anunciadas por el Gobierno a inicios del mes de julio, la deuda pública y las posibles repercusiones en la isla de las elecciones estadounidenses, conversamos con el economista cubano Mauricio de Miranda.

Licenciado en Economía por la Universidad de La Habana y doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, De Miranda es uno de los economistas cubanos más prolíficos. A pesar de residir en Colombia desde 1989, no ha dejado de producir análisis y ensayos que versan sobre la situación en la isla.

En la década de los ochenta, se desempeñó como investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial de La Habana, así como en la sección de Mercados Internacionales del Fondo Cubano de Bienes Culturales.

Actualmente es profesor titular del Departamento de Economía y director del Centro de Estudios sobre la Cuenca del Pacífico en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, centro de altos estudios en que trabaja desde 1990.

Sus trabajos abordan mayoritariamente temas relacionados con la economía política internacional, la historia económica mundial y la historia del pensamiento económico, pero también se interesa por modelos de desarrollo relacionados con la cultura y las artes, en particular, la ópera, el ballet, el cine, el teatro, la literatura y las artes visuales.

MLR: Recientemente el Gobierno cubano informó sobre la inminencia del proceso de unificación monetaria y cambiaria. ¿Cree que en el momento actual resulta viable esa medida? ¿En los últimos tiempos hubo momentos más propicios para emprender este tipo de transformaciones?

MdM: La unificación monetaria y cambiaria es imprescindible, pero se ha demorado mucho y se va a adoptar probablemente en el peor momento. Sin embargo, esto es coherente con el estilo de los cambios económicos que se adoptan en Cuba: solo se adoptan cuando las situaciones de crisis llegan al límite. Ahora bien, me gustaría señalar que mientras exista una dolarización parcial de la economía, no estamos ante una verdadera unificación monetaria, porque la moneda nacional no cumple plenamente las funciones del dinero si en un segmento del mercado ella no puede operar.

Por otra parte, hay dos cuestiones sobre las que quiero llamar la atención. La primera es el tipo de cambio unificado. Ese tipo de cambio debería estar muy cercano a las condiciones determinadas por el equilibrio del mercado porque si el tipo de cambio se establece a un nivel más bajo que este, se corre el riesgo de que tome fuerza un mercado negro en el que la moneda cubana se devaluaría mucho más.

La segunda cuestión es la del sistema cambiario. Ya se ha dicho que se adoptaría un sistema de cambio fijo. En mi opinión, esto es un error, porque ese tipo de cambio podría sobrevalorarse nuevamente si las condiciones externas de la economía se deterioran. Creo que debería adoptarse un tipo de cambio atado a una «canasta de monedas», que podría incluir el dólar, el euro y quizás el yuan chino. El dólar porque es el principal activo de reserva en el mundo y el euro y el yuan porque son las monedas de países con un importante peso en las relaciones económicas externas de Cuba. No incluiría el bolívar, a pesar de la importancia de Venezuela, porque esa moneda está en franca bancarrota en su propio país, como en bancarrota está el propio país, donde en la práctica se ha producido una dolarización informal.

¿Qué consecuencias a corto y largo plazo cree que podría traer la unificación monetaria?

Todo depende de cómo se haga el proceso y qué régimen cambiario se establezca. Si la tasa de cambio unificada se mantiene lejos de su valor de equilibrio, se pueden generar nuevas distorsiones y podría desarrollarse un mercado informal de divisas en el que muy probablemente la moneda nacional aparecería con un mayor nivel de devaluación que el que oficialmente se reconozca.

De momento, y esto ya lo han reconocido las autoridades, habrá un reajuste al alza en muchos precios; se podrá unificar la contabilidad; se podrá medir de una forma más efectiva la eficiencia de la actividad empresarial, entre otras cosas. Pero la unificación monetaria y cambiaria no resuelve los problemas estructurales que afectan a la economía cubana. Existen muchos obstáculos que frenan el despliegue de fuerzas productivas potenciales.

¿Cree que se deprecien los ahorros en CUC y CUP de los cubanos? ¿Qué recomendaría a quienes tienen ahorros en monedas nacionales?

El gobierno ha dicho que no habrá depreciación de los ahorros; sin embargo, si se desata un mercado negro con un valor del dólar más alto que el establecido por el gobierno, claramente habría una depreciación de los ahorros en moneda cubana. No me gusta dar recomendaciones en ese sentido, porque todo depende de la confianza que se tenga en el emisor, y se podrían generar presiones especulativas en contra del peso cubano que conducirían a una fuerte devaluación de dicha moneda en el mercado informal.

¿Qué opinión tiene acerca de las medidas económicas anunciadas por el gobierno cubano a mediados de julio? ¿Cuándo cree que se comenzarán a apreciar los resultados?

En ese momento se habló de la creación de las tiendas que operarían en Moneda Libremente Convertible, lo cual, en mi opinión, significa una redolarización parcial de la economía que golpea severamente cualquier intención de devolverle al peso cubano su soberanía como moneda nacional con la posibilidad de cumplir plenamente las funciones del dinero.

Más allá de esa medida concreta, se anunciaron intenciones correctas, tales como la unificación monetaria y cambiaria, la ampliación y flexibilización de las autorizaciones del trabajo por cuenta propia, las pequeñas y medianas empresas tanto estatales como privadas y cooperativas, el planteamiento de una mayor autonomía en la gestión de las empresas estatales, aunque aún no se sabe a dónde conducirá esa autonomía porque nada se ha hablado de la supresión de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), que a mí me parece una estructura innecesaria en el sistema empresarial del Estado.

Por otra parte, me parece bien que las empresas privadas y cooperativas (que eufemísticamente son llamadas «formas no estatales de gestión») puedan acceder al comercio exterior, pero me parece mal que deban hacerlo solo a través de las empresas de comercio exterior.

La eliminación del gravamen al cambio de dólares fue también una medida correcta, sobre todo porque eliminaba el absurdo de aplicar un impuesto a la compra de una divisa que la economía nacional necesita para realizar sus transacciones internacionales. Antes de pensar en cuándo se comenzarán a apreciar los resultados, es necesario que estas medidas se adopten. La mayor parte de ellas están solo en intenciones.

¿En qué situación se encuentra la deuda de Cuba? ¿Qué tanto afecta actualmente al desarrollo económico del país?

No se conocen datos actualizados sobre la deuda externa de Cuba. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en 2016 la deuda externa de Cuba era de 18 mil 218 millones de dólares, de la cual el 10,1 por ciento era de corto plazo, y el 89,9 por ciento de largo plazo. En ese año, sin embargo, las exportaciones de bienes y servicios sumaban 13 mil 690 millones de dólares, lo cual indica el nivel de vulnerabilidad externa generado por la deuda.

No obstante, como ya he dicho, no existe información actualizada, ni lo suficientemente desagregada. Por ejemplo, no se conoce cuál es el servicio de la deuda (amortizaciones del principal + intereses) en cada año. Y ese dato es muy importante para conocer en qué medida están comprometidos los ingresos por exportaciones porque hay que tener en cuenta que la economía depende de un alto nivel de importaciones de bienes y servicios. En principio, la deuda es un lastre muy grave para cualquier país, pero muy especialmente para un país como Cuba que tiene un alto nivel de vulnerabilidad externa.

¿Qué consecuencias calcula que han tenido para la economía cubana las restricciones implementadas por el Gobierno a fin de contener la pandemia del coronavirus?

Las consecuencias han sido devastadoras. El cierre del país al turismo internacional ha significado el cierre de una de las principales fuentes de ingresos de divisas en el país, y eso tiene unas consecuencias gravísimas para la economía cubana. Además, todos los sectores se han visto afectados y Cuba no tiene las condiciones para desarrollar actividades laborales online.

Considero importante destacar que las dificultades económicas de Cuba ya eran muy fuertes desde antes del coronavirus. La economía creció el año pasado un 0.5 por ciento, y esto es un indicador de estancamiento. No existe una estimación oficial del impacto del coronavirus sobre la economía, pero The Economist Intelligence Unit ha estimado una contracción del 8.3 por ciento para el año 2020, mientras que la Cepal [Comisión Económica para América Latina y el Caribe] ajustó su previsión anterior y en junio estimó una caída del 8.0 por ciento para el caso de Cuba.

Una contracción de esa naturaleza, después de varios años de escaso crecimiento, representa un grave retroceso. Todavía no sabemos qué pueda pasar, porque el virus no ha sido vencido en el mundo y en el caso de abrirse de nuevo el país al turismo internacional sin que exista la forma efectiva de contener la expansión del virus, puede tener consecuencias fatales. Hasta ahora el impacto de la pandemia en vidas humanas no ha sido muy grave para Cuba, afortunadamente, pero el impacto en la economía es devastador.

El Gobierno habla mucho de «incrementar la producción nacional y desterrar la mentalidad importadora». ¿Qué tendría que suceder en Cuba para que la productividad aumente?

Primero que todo, tengo mis observaciones sobre esa frase de «desterrar la mentalidad importadora». El problema no es de mentalidad importadora; es algo objetivo y que se debe a varias razones: 1) en los últimos 30 años se han deteriorado tanto la capacidad de producción industrial como de la producción agrícola del país; 2) los principales rubros de bienes exportables del país están en franco deterioro, especialmente en el caso del azúcar y, de hecho, en la actualidad, los principales ingresos por exportaciones proceden de los servicios; 3) el tipo de cambio del peso cubano artificialmente sobrevaluado en el sector estatal ha favorecido las importaciones porque resulta más barato importar ciertos bienes que producirlos, pero el problema más grave es que no se producen porque tampoco es que las empresas cubanas tengan la libertad de tomar la decisión de importar cuando ven que un producto es más barato en el exterior que fabricado en el país; 4) las inmensas restricciones al emprendimiento, al trabajo por cuenta propia y al desarrollo de pequeñas y medianas empresas han impedido el desarrollo de producción doméstica que sustituya importaciones.

El problema no es de mentalidad; existen causas objetivas que han llevado a Cuba a importar buena parte de los bienes industriales y de los alimentos que consume, sin contar con los combustibles que son el rubro más importante en las importaciones del país.

Para que la productividad aumente deberían suceder muchas cosas, algunas de las cuales serían: 1) eliminar las trabas que actualmente frenan el desarrollo de la producción industrial, la producción agrícola y el desarrollo de los negocios; 2) permitir el desarrollo de actividades económicas privadas y cooperativas en la mayoría de las actividades posibles; 3) desarrollar un nuevo clima institucional que genere mayor confianza para el desarrollo de los negocios; 4) abandonar las prácticas burocráticas de administración económica; entre otras cosas.

Si tuviese que sugerir cambios inmediatos en el modelo económico cubano, ¿cuál o cuáles priorizaría?

Creo que el problema fundamental de la economía cubana es el sistema mismo, que genera ineficiencia. Ahora bien, se podrían mencionar algunos cambios de partida: 1) una ley de empresa que ponga en pie de igualdad tanto a las empresas estatales como a las privadas y cooperativas, reconociendo a estas últimas su personalidad jurídica; 2) eliminación de las restricciones que impiden el desarrollo de los sectores privado y cooperativo; 3) eliminación del monopolio estatal del comercio exterior; 4) eliminación del monopolio estatal de la banca y del sector financiero; 5) eliminación del monopolio estatal del comercio minorista; 6) creación de una banca de desarrollo para fomentar el emprendimiento; 7) eliminación de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial; 8) establecimiento de autonomía total de las empresas estatales en la gestión operativa y financiera; 9) elaboración de una nueva ley del sistema tributario, y 10) unificación monetaria y cambiaria, dándole al peso cubano su capacidad plena como dinero en el territorio nacional.

¿Qué impacto cree que pueda tener el resultado de las elecciones en Estados Unidos para la economía cubana?

Las elecciones estadounidenses tendrán un impacto en la economía cubana; sin embargo, considero que el mayor impacto lo tendrán las medidas que adopte el gobierno para modificar un sistema económico que no funciona adecuadamente.

Con la victoria de Biden, yo espero que se produzca un retorno al punto en el que Obama dejó las relaciones entre ambos países. Sin embargo, también dependerá de la disposición negociadora del gobierno cubano. Hay mucho por negociar y debe negociarse. Por ejemplo, yo pienso que al ganar Biden, Cuba debería negociar con Estados Unidos el regreso a los organismos multilaterales de crédito.

Publicado originalmente en El Estornudo

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