¿Los machos saben pedir disculpas?

El Estornudo
13 min readDec 14, 2021
Ariel Díaz, Fernando Bécquer, Mauricio Figueral, Ray Fernández, Raúl Torres, Adrián Berazaín.

Por Katia Monteagudo

Las denuncias contra el trovador Fernando Bécquer han conmocionado a la opinión pública cubana, a pesar de que el caso, tal como era previsible, no ha encontrado eco alguno en la prensa oficial. La publicación en El Estornudo del reportaje en que cinco mujeres por primera vez relatan cómo fueron abusadas sexualmente por el músico concitó de inmediato una ola de solidaridad y reactivó en el ámbito cubano las etiquetas #YoSíTeCreo y #MeToo.

Las innumerables voces que han apoyado a Any Cruz, Liliana H Balance, Claudia Expósito, Silvia y Patricia,* y los testimonios sobre abusos similares y otras formas de violencia machista que han proliferado en redes sociales durante los últimos días, contrastan con la presumible complicidad silenciosa que por años disfrutó Bécquer dentro de su círculo de cantautores y, sobre todo, con los respaldos públicos de colegas suyos como Ray Fernández, Ariel Díaz y Raúl Torres.

Bécquer no respondió cuando, antes de su publicación, se le informó acerca de las denuncias. Tampoco ha solicitado hacer uso de su derecho a réplica. En las únicas declaraciones que ha dado sobre los presuntos abusos sexuales aseguró muy brevemente que se trata de «calumnias».

Al ser cuestionado por reporteros de Diario de Cuba, tras su actuación el jueves 9 de diciembre en el Centro Cultural Artehabana, Bécquer negó la «credibilidad» del reportaje: «Yo no sé de qué me están hablando, ni quiero contestar, porque no sé de qué me hablan y menos cuando es una calumnia que me están haciendo a mí», se le escucha decir en un audio publicado por DC.

Los periodistas le comentaron que eran cinco testimonios con similitudes, que había «amigos suyos» involucrados en esos relatos. Una reportera incluso le espetó que sí creía en «ellas». «Yo no voy a contestar… Yo no creo nada. Yo creo en la Revolución», fue la réplica lacónica de Bécquer.

En la presentación del músico «no había más de 20 personas, además de los trabajadores del centro», apunta la reseña de DC, incluido el trovador Raúl Torres, quien es el anfitrión de una peña en ese lugar y fue uno de los primeros en apoyar públicamente a Bécquer, mientras las acusaciones contra él se multiplicaban en redes y en la propia redacción de El Estornudo.

Torres aseguró en su perfil de Facebook que Bécquer era una «víctima de calumnias por defender la revolución», además de que su amigo podía estar «tranquilo», porque «ya hay leyes que te defiendan».

En otra publicación lo calificó de «caballero, solícito, cortés», y dijo que conocía a mujeres que habían estado en casa de Fernando Bécquer y que «niegan ese comportamiento descrito en las redes… Entonces ¿por qué desde El Estornudo? Si yo hubiera tenido el menor indicio de tales abusos, habría sido el primero en llamarlo a contar e incluso denunciarlo y créanme que conocía a muchas de las chicas que le seguían e iban a todos sus conciertos entonces».

«Por lo tanto», añadió, «aunque no he leído todos los argumentos, para mí siguen siendo falacias y patrañas manipuladoras de gente que les da rabia que un negro se pronuncie a favor de la revolución».

«En la hora mala»

También salió en defensa de Bécquer el cantautor Ray Fernández, quien calificó los testimonios de las víctimas como «chanchullos de mujeres».

«Se ofrece sustanciosa recompensa por la captura de estos dos elementos… favor de informar a CiberCuba, El Estornudo, o Periódico Cubano, en caso de tener noticias sobre ambos, no importa que sean falsas, las pagamos igual», escribió Fernández en su perfil de Facebook, junto a una foto en que aparece con el músico señalado como abusador sexual.

Luego difundió el poema «La casada infiel», de Federico García Lorca, con una dedicatoria especial: «Para mí amigo Fernando Bécquer. Con todo el cariño».

Ambas publicaciones desataron duros cuestionamientos de usuarios en la red por su respaldo incondicional a Bécquer y sus comentarios misóginos. Tras los cuestionamientos, Fernández decidió hacer una declaración pública en que asegura haberle pedido a Bécquer «que diese la cara de una u otra manera».

«Ayer estuve conversando largo y tendido con Fernando, quien se personó en mi casa a las diez de la noche y le aconsejé lo siguiente: que diese la cara de una u otra manera, ya sea en una directa, ya sea en un artículo, etc…, bien para desmentir los testimonios de las “supuestas víctimas”…, o bien para reconocer que son realmente VÍCTIMAS; o al menos para brindar su versión de los hechos», expuso en el comunicado. Bécquer le habría contestado que «pensaría» si responder públicamente, o no, a las denuncias iniciales de esas cinco mujeres en El Estornudo.

En esa misma publicación, Ray Fernández retoma el camino de la politización y la sospecha: «¡Aquí hay gato encerrado!», dijo, por el hecho de que «justamente salieran a la luz, casi al unísono, dos artículos, uno dirigido a mí, donde se me acusa de “facharín”, en El Periódico Cubano, y otro a Fernando Bécquer, donde se le acusa de abuso lascivo en El Estornudo. ¿Raro no?».

En todo caso, reconoció que lo dicho antes por él sobre este asunto «levantó inmediatamente ronchas en las huestes femeninas… cuando dije y cito: “Señoritingas Libidinosas”. ¡Mal dicho!… lo admito y me disculpo públicamente con todas». También aseguró no ser hipócrita: «¡soy un hombre machista!», y agregó: «no soy un misógino… admito mi flaqueza de hombre machista e intento superarla, créanme… lo intento».

Según el cantautor que animó durante años una concurrida peña en el espacio habanero El Diablo Tun Tun, «apenas hoy [9 de diciembre]» se enteró de que las «aún supuestas» fechorías atribuidas a Fernando Bécquer «eran hace tiempo conocidas por muchos de sus colegas del gremio», quienes «hasta ayer se codeaban con él… y que ahora… producto del escándalo, lo execran y estigmatizan».

«Y eso en mi criterio es cobardía y pobreza de espíritu», sostuvo Fernández, quien aseguró: «nunca seré acusado de dejar solo a un amigo en la hora mala».

Finalmente, puntualizó que su «problema» ya lo tiene «resuelto» con Bécquer: «Ahora juzguen ustedes como consideren», dijo.

«Lo ha cantado toda la vida en sus canciones»

Las historias de abusos sexuales contadas en El Estornudo coinciden al describir el modus operandi de Fernando Bécquer. También al exponer que su presunto comportamiento de depredador sexual era más o menos conocido y admitido por miembros de su círculo de amigos o colegas. En diferentes momentos, una u otra testimoniante menciona los nombres de los también cantautores Adrián Berazaín, Ariel Díaz y Mauricio Figueiral.

Lilliana H Balance aseguró que le contó en 2006 su traumática experiencia a Figueiral. «Una gran amiga de los años me ha nombrado como parte de su testimonio a raíz de un problema personal que ha decidido exteriorizar. Quien tenga algo que decirme o preguntarme que me lo diga o me lo pregunte a la cara, en frente de mi familia y al pie de mi dignidad sólida como un muro», dijo Figueiral en su perfil de Facebook.

En una segunda publicación afirmó entonces que había hablado con Bécquer “de manera personal como debe hacerse». Y dijo: «Confío plenamente en que él va a encontrar el espacio y el momento para aclarar todo lo que deba ser aclarado». Antes había subrayado que «NINGUNA MUJER, ni NINGÚN SER HUMANO debería pasar por una situación que agreda su integridad física o moral».

Sin embargo, Figueiral en respuesta a la usuaria Kiana Anandra Pérez — quien le preguntó si conocía el «comportamiento abusivo» de Bécquer y el porqué de su silencio antes y, ahora, «el beneficio de la duda» cuando existen «testimonios directos» — dijo que «lo que ocurre» en la casa y la cabeza de Bécquer no es «problema suyo». Asimismo, responsabilizó a las cinco mujeres por no denunciar antes los hechos. Sobre la amiga que lo menciona en la historia dijo que «no era entonces ninguna santa ni ninguna ingenua».

El jueves 9 de diciembre, Figueiral respondió a una publicación en Facebook de su amiga Lilliana H Balance. «Claro que te creí hace 17 años», escribió, «claro que te creo hoy y ten por seguro que te creeré siempre. Entre tú y yo nunca ha habido paños tibios y jamás nos ha ni siquiera interesado ser santos, por eso lo digo sin misterio alguno».

«Me duele profundamente tu dolor y el de todas las demás mujeres, las que lo exterioricen y en especial las que no», prosiguió Figueiral. «Anoche, sentados en un banco debajo de mi casa, Fernando, Berazaín y yo tuvimos la conversación más fuerte que jamás hemos tenido. Fernando se tiene y se va a hacer responsable de todo lo que le corresponde y tiene el derecho de rebatir todo lo que no».

A continuación, alegó que Fernando Bécquer «sabe perfectamente quién es, porque no lo ha escondido, porque lo ha cantado toda la vida en sus canciones y miles de gente se las han aplaudido y coreado durante todos estos años, así que no nos vengan a joder a Berazaín y a mí con que somos cómplices».

Otra de las denunciantes, Any Cruz, le insistió a Figueiral en su complicidad: «porque tú lo sabías», dijo, «el otro también lo sabía y te limitaste a “cuidar” a tu amiga y las demás nos jodimos».

En su comentario de Facebook, Cruz añadió: «no estás ni dando por sentado que todo es cierto. Estás diciendo que ya se hará cargo de lo que sí hizo y se defenderá de lo que no. Ese asqueroso dijo que no nos creía. Que no le cree a tu amiga Lilliana H. Balance! Que él solo cree en la revolución. Así que esa conversación seria no creo que haya tenido efecto».

Incluso el padre de Liliana H Balance ha terciado en este debate: «Lily es mi hija, para los que aquí leen y comentan. La historia la supe hace muy poco, ella me la contó y le creí como siempre creo y creeré a mi hija. Y como le creo a ella, creo a las otras mujeres que pasaron por esa terrible experiencia. Les envío lo único que tengo: mi solidaridad. A Bécquer, a quien la vida nunca me puso delante por suerte, y a los que bajo cualquier pretexto (como por ejemplo dar una connotación política a estas denuncias) lo defienden, también les envío algo: todo el desprecio que pueda caber en estas líneas», escribió Eduardo Fidel Héctor Ardisana.

«Escándalo para llamar la atención»

No pretendo cuestionar el testimonio de ninguna de las entrevistadas, excepto el de Liliana Héctor Balance, pues me asiste todo el derecho al estar mencionado en una historia en la que soy, al parecer, testigo directo», manifestó a través de su perfil en Facebook el trovador Ariel Díaz, en un largo post que luego borró de la red social, aunque no pocos alcanzaron a tomar capturas de pantalla.

En esa primera reacción, Díaz se enfocó en descalificar a El Estornudo como medio por «la tristemente célebre trayectoria de manipulación y mentiras de este y tantos otros pretendidos medios independientes. Basado en mi experiencia, no concedo credibilidad a ninguno de estos voceros».

Más adelante insistió en matar al mensajero: «Que sean años después, que sea El Estornudo y que no se haya hecho una denuncia formal (hasta ahora) me suena más a prensa amarillista, a escándalo para llamar la atención. Lleva más el color de la venganza que el de la justicia. Y lamentaría muchísimo que, de ser ciertas, parcial, o totalmente algunas de las acusaciones, estas personas se hayan dejado manipular, en el mejor de los casos, por tales buitres».

Además de ello, el cantautor argumentó: «nunca he estado de acuerdo con determinadas prácticas de origen machista que pululan arraigadas en nuestra cotidianidad, pero, por otra parte, la vida privada de las personas debe ser respetada ante todo».

«Resulta poco serio que décadas después alguien “decida” denunciar a Fernando Bécquer por presunto acoso sexual», volvió a incidir el músico. «Como dije antes, no pongo en tela de juicio los testimonios [énfasis de EE], pero recordemos que la palabra sola, desnuda, y para colmo sospechosamente ofrecida a determinados propósitos, no constituye prueba alguna de lo acontecido».

Díaz también se apresuró a aclarar que no recordaba la anécdota relatada por Liliana H Balance, quien fue su pareja. «Es sencillamente absurdo que yo haya podido conocer de algo tan grave y aun así no encarara a Fernando, que era alguien muy cercano, por supuesto que conozco que algún encuentro, no muy agradable, tuvieron anterior a mi relación con ella, pero nunca fui conocedor de tales detalles».

Por otro lado, eso sí, dijo que no justificaría «ninguna mala acción de Fernando Bécquer, por muy amigo mío que sea, pero no me corresponde a mí». Y recomendó: «Si alguien tiene algo contra él, que haga la denuncia formal y que inicie el proceso correspondiente. Si se necesita de mi testimonio en ese proceso que se me cite mediante aviso oficial, pero no voy a ofrecer ninguna declaración por ninguna vía a nadie que no sea una autoridad pertinente y legal».

Díaz realizó luego otra publicación, quizá algo más sosegada, en la que admitió: «todas estas mujeres no pueden estar mintiendo, me consta pues estuve años muy cerca de una de ellas y, aunque es rigurosamente cierto que ese tema no se habló entre nosotros a profundidad y ella decidió enterrar ese asunto de naturaleza tan violenta hasta hoy, no la hace perder el derecho a denunciar».

El trovador quiso dejar claro que «en ningún momento» había intentado «justificar la conducta de una persona a quien conozco desde hace más de veinte años y con la que he compartido muchos momentos, aunque nunca alguno que pasara por denigrar, atacar o acosar a ninguna mujer. Tal vez porque él mismo supo y sabe que conmigo no puede contar para tales propósitos. Por supuesto que estuvimos años distanciados, luego de aquel incidente del que yo no tuve noción de la gravedad hasta hace unas horas».

«No pido que apoyemos incondicionalmente a nadie, pido que apoyemos la justicia que es a donde único debe conducir esta situación», declaró. «De seguir actuando al estilo de la Edad Media corremos el riesgo de que las víctimas seamos todas y todos».

«Si mi artículo anterior tuvo el desatino de ofender a alguien pido las disculpas que me corresponden, mas no las de los errores ajenos», concluyó Díaz.

«En el club de los corazones rotos»

«Yo no debo disculparme por algo en lo que no soy culpable en ningún sentido, pero sí me disculpo una y mil veces por cualquier actitud mía que haya sido malinterpretada o que de alguna forma ajena a mí haya resultado en alguna complicidad», dijo el cantautor Adrián Berazaín en la más reciente publicación de su perfil de Facebook.

«Es humano hacerlo y estoy dispuesto a dar todas las disculpas necesarias. Las verdaderas víctimas son todas esas mujeres y todos debemos apoyarlas», añadió tras verse implicado en las historias que acusan de abuso sexual a su colega Fernando Bécquer.

Horas antes, Berazaín había asegurado que no ha sido cómplice ni partícipe en ningún acto de agresión sexual. «Ninguna persona tiene derecho a agredir la integridad física ni moral de otra», estableció.

«Anoche tuve una conversación bastante seria con Fernando Bécquer, creo que la última, desde mi madurez actual y no la del muchacho que fui hace más de una década. De lo que se le acuse o estereotipe es su responsabilidad asumir y responder», se desmarcó. «Estoy del lado de esas personas que se sienten inseguras por casos de acoso. Yo creo en ellas, tengo razones personales para hacerlo».

El músico razonó a continuación que le parece injusto que lo condenen por una frase — «Asere, con ella no, ella es buena» — que pudiera haberse ido transformando desde que «supuestamente» él la dijo «hasta que fuera escrita en un artículo que ya de por sí se puede interpretar de diferentes posiciones».

«¿Cuánto pudo haber cambiado esa frase? ¿Realmente fue lo que dije? No lo sé, no me acuerdo, eso fue hace mucho tiempo. Lo que sí es seguro es que fue así como otra persona decidió poner esta frase en mi boca, la frase con la que otros deciden odiarme al leerla», dijo Berazaín, antes de señalar, por último, que las redes sociales «no son la balanza final» para enjuiciar a alguien, aunque reconoció «su poder de visibilizar asuntos sensibles como este».

Las disculpas pedidas finalmente por Berazaín vinieron luego de que algunos usuarios de la red social lo instaran a que lo hiciera «una, dos, tres, cuatro, mil veces», o bien «las veces que sea necesario pedirlas».

«Piden perdón por haberlo normalizado sin darse cuenta. Esa también es la importancia de este texto. Los buenos ya pidieron perdón», llegó a escribir en el perfil del artista una internauta; en tanto, otra persona escribió: «Tú, que eres parte del problema, lo que sepas denúncialo, hazlo ya, con inmediatez, ayuda, no sigas siendo parte».

«Mira, se hace así», se lee en otro de los mensajes a Berazaín: «“discúlpenme, por no haber alertado a las mujeres, por no tener esta conversación antes con Bécquer, por no haberlo detenido, por reírle las gracias, por saberlo y no denunciarlo, por lo que tuvieron que pasar debido a mi silencio, discúlpenme todas ustedes, sus familias y toda la gente querida suya que tuvieron que acompañarlas luego a sanar, disculpas a mi padre que siempre ha sido un hombre de bien, a las mujeres de mi familia que merecen que todos los hombres a su alrededor también las respeten y protejan como yo no hice con todas esas desconocidas y conocidas que pasaron por esto, y a todas las personas que me siguen y creen en mi música fielmente y a quienes me debo no solo como artista sino como persona”. ¿Ves que no es tan difícil, mijito? Saca toda esa labia tuya y úsala para algo útil en esta situación».

«Si tu arrepentimiento es sincero, pide disculpas a las otras muchachas que pudiste salvar con tan solo una alerta. […] No seas un Ray Tun Tun o un Kiki Corona. Recuerda que mañana puede ser una mujer de tu familia la que esté en El Club de los Corazones Rotos», comentó un usuario citando, de paso, el tema más popular del cantautor.

Silvia y Patricia no son los nombres reales de las testimoniantes. Ambas prefirieron reservar su identidad.

Publicado originalmente en El Estornudo.

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