La Prueba Decisiva

El Estornudo
9 min readFeb 2, 2021

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Miguel Díaz-Canel / Foto: Cubadebate

Por Juan Orlando Pérez

El gobierno cubano ha anunciado esta semana una serie de actividades para conmemorar el 50 aniversario del Caso Padilla. Muchos dudaron de que el presidente Miguel Díaz-Canel diera su autorización a la celebración de actos oficiales en memoria de lo ocurrido en La Habana la noche del 29 de abril de 1971, cuando el poeta Heberto Padilla fue obligado a presentarse frente a sus colegas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba para pedir perdón por sus «errores» y «actividades contrarrevolucionarias». Hubo rumores de que Díaz-Canel había instruido al Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, que el aniversario fuera recordado sólo con un pequeño, discreto conversatorio en la UNEAC, seguido por un artículo en La Gaceta de Cuba o en Temas, escrito quizás por Rafael Hernández o alguien por el estilo, que pudiera analizar el significado de aquel episodio de forma constructiva y «sin hipercriticismos». Pero Díaz-Canel, en un emotivo discurso frente a la Asamblea Nacional el pasado mes, se declaró partidario de un «amplio, inclusivo, democrático proceso de reflexión nacional» sobre «todos los hechos asociados al Caso Padilla y al Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura» y una evaluación «honesta, valiente, transparente» de «las consecuencias que tuvieron aquellos acontecimientos en la historia de Cuba y en la vida y la obra de intelectuales, artistas, y hombres y mujeres comunes».

Haciendo un gesto de impaciencia con las manos, Díaz-Canel criticó a «quienes quisieran pretender que nada ocurrió, que no fueron cometidos crímenes imperdonables y abusos indescriptibles contra el honor, la reputación, la carrera profesional y la vida misma de numerosos ciudadanos cubanos», y prefieren pensar que el Caso Padilla fue «sólo un malentendido, un exceso, o un error atribuible a las pasiones de una revolución acosada por un enemigo implacable». Ante la atónita Asamblea, Díaz-Canel tronó: «Tenemos que demostrar que hemos aprendido del pasado y queremos evitar que ocurra de nuevo lo que nunca debió ocurrir». El presidente de Cuba dijo, con una nota de indignación en la voz, que «ignorar el horror, olvidarlo o minimizarlo, e ignorar la responsabilidad histórica de quienes organizaron, permitieron o inspiraron esos abusos, no es sólo un acto de ridícula cobardía, es un crimen de complicidad» y «concede impunidad a los que los cometieron y da permiso a quienes quieren repetirlos». Díaz-Canel terminó su discurso anunciando que en días posteriores sería presentado un plan de actividades oficiales, del que sólo adelantó que incluiría la publicación de una edición revisada de Fuera de Juego, el malhadado libro de Padilla ganador del Premio «Julián del Casal» de poesía en 1968, un momento que algunos historiadores marcan como el verdadero inicio del tremebundo Quinquenio Gris. Torciendo elegantemente un verso de Padilla, Díaz-Canel demandó: «Echémonos a andar, porque en tiempos difíciles, esta es, sin dudas, la prueba decisiva». Al día siguiente, Granma usó también esa frase en su primera plana, «La prueba decisiva», sobre una foto de Padilla y una larga reseña histórica de los acontecimientos de cincuenta años atrás, del que la mayoría de los cubanos no había hasta ahora siquiera oído hablar.

Sólo unas semanas después del discurso de Díaz-Canel en la Asamblea Nacional, el Ministerio de Cultura y la UNEAC han presentado un plan de actividades «políticas, intelectuales y populares» con el título: «El 71 cubano: memoria, legado, justicia». En una conferencia de prensa conjunta en la sede del Ministerio de Cultura, el ministro Alonso, y el presidente de la UNEAC, Luis Morlote, confirmaron la publicación de una nueva edición revisada de Fuera de Juego, que será presentada el día del aniversario, 29 de abril, en el mismo sitio donde Padilla pronunció su infausto mea culpa, la sede de la UNEAC en 17 y H, en el Vedado. Alonso dijo que la presentación estará a cargo de una figura de «extraordinario renombre internacional» relacionada «directamente» con aquellos acontecimientos, que ya ha aceptado la invitación, pero ha pedido mantener su identidad secreta por el momento «en caso de que las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19 le impidan a última hora viajar a La Habana». En algunos medios extranjeros ha circulado el rumor de que el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa sería ese misterioso huésped, y que el mismo Díaz-Canel habría firmado la carta de invitación, dando garantías al autor de Conversación en la Catedral de que «podría decir en La Habana lo que quisiera a quien quisiera», reunirse con cualquier persona que fuera de su interés, atender «cualquier evento público o privado» al que fuera invitado, y permanecer en el país todo el tiempo que su abultada agenda personal y profesional le permitiera. Un representante de Vargas Llosa se negó a confirmar a El País que el escritor peruano se dispusiera a viajar a La Habana en los próximos meses, o siquiera que hubiera recibido una invitación, pero añadió una frase que ha dado pábulo a las especulaciones: «Él (Vargas Llosa) ve positivamente la decisión de las autoridades cubanas de conmemorar el aniversario 50 del Caso Padilla, y está dispuesto a ofrecer sus recuerdos y sus opiniones sobre aquellos acontecimientos a sus muchos amigos en La Habana y a todas las personas de buena voluntad en América Latina y alrededor del mundo que quieran usar esta ocasión para reflexionar sobre los crímenes del totalitarismo y honrar y reivindicar a sus víctimas». Vargas Llosa, añadió su representante, «todavía considera que Fuera de Juego es uno de los libros de poesía más importantes de la historia literaria cubana y latinoamericana, y es merecedor de una reevaluación crítica que lo ponga en su justo lugar».

Si aceptara la supuesta invitación de Díaz-Canel, Vargas Llosa no sería el único visitante ilustre que recibiría La Habana en los próximos meses. Las también Premios Nobel de Literatura Herta Müller y Svetlana Alexievich han confirmado su participación en el Congreso Internacional «Arte, Democracia, Justicia», que se celebrará en el Palacio de las Convenciones entre el 17 y 20 de mayo, si la situación sanitaria internacional mejora, o de forma virtual, si no quedara otro remedio, y al que han sido invitados varios centenares de prominentes intelectuales, escritores, artistas y periodistas de todo el mundo. La delegación oficial cubana al congreso estará formada por intelectuales y artistas residentes en la isla y en el exilio, confirmaron Alonso y Morlote. Respondiendo a una pregunta de Reuters, el ministro Alonso admitió que se han cursado invitaciones a figuras conocidas por su oposición al gobierno cubano, aunque declinó identificarlas o siquiera confirmar si han aceptado participar en el congreso. En las redes sociales circuló el rumor de que Rafael Rojas había ya aceptado atender el congreso y ser parte de un panel de discusión sobre las políticas culturales de la Revolución Cubana en el que también estaría su hermano Fernando, pero la fulminante destitución del ahora ex viceministro de Cultura en la «Purga de los Ultras» al final del año, hace que sea remota la posibilidad de ese encuentro en público. AFP reportó que Tania Bruguera habría declinado la invitación, supuestamente alegando que «dondequiera que Díaz-Canel esté el aire se vuelve irrespirable, aunque ande ahora vestido de Václav Havel», pero El Estornudo no ha podido todavía confirmar ese reporte, y los intentos de contactar a la artista han sido infructuosos. En cualquier caso, será la primera vez en seis décadas que Cuba enviará a un evento internacional una delegación que incluya a personas residentes en otro país sin vinculación formal con el gobierno de la isla, algo que ocurrirá nuevamente unas semanas después en los Juegos Olímpicos de Tokio, como anunció el INDER a inicios de año. Alonso sí confirmó que publicaciones cubanas «no asociadas al Estado», incluyendo El Estornudo, podrán registrarse para cubrir el congreso, «porque ahora necesitamos todas las voces de Cuba, incluyendo aquellas que dicen cosas que no nos gusta oír».

Otras actividades anunciadas incluyen un ciclo dramático con el título de «Teatro Cerrado», dedicado a la memoria de Roberto Blanco, en el que participarán 32 grupos teatrales de todo del país, que actuarán en las 16 capitales provinciales y en otros 15 municipios. En un comunicado de prensa anterior, Teatro El Público había anunciado el estreno el próximo verano de una versión «extrema, rabiosa, sádica, imperdonable» de «Los Siete Contra Tebas», la obra de Antón Arrufat que ganó el Premio «José Antonio Ramos» de la UNEAC en 1968 y, como el poemario de Padilla, fue condenada por sus supuestas desviaciones ideológicas. Las presentaciones de El Público han sido incluidas ahora en el programa general de «Teatro Cerrado», junto al ya también anunciado, y ansiosamente esperado reestreno en el Teatro Brecht, en junio, si la pandemia ha amainado para entonces, de «El Rey se muere», la versión de la obra de Eugene Ionesco dirigida por Juan Carlos Cremata que fue clausurada por los censores del Consejo Nacional de las Artes Escénicas en 2015 después de sólo dos funciones. Además de este ciclo teatral, Alonso y Morlote anunciaron presentaciones de cine, música, literatura, artes plásticas y otras manifestaciones artísticas, entre las cuales sobresalen la primera exhibición individual de Luis Manuel Otero Alcántara, «Puestísimo», que se inaugurará en mayo en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, el ciclo de conferencias «Luis Pavón Tamayo y sus herederos: la difamación como arma revolucionaria (1961–2021)» en el Centro Juan Marinello, el estreno en televisión de «Santa y Andrés», del realizador Carlos Lechuga, y el concierto «Todo el Mundo Cabe en la Balsa», el 25 de julio en la Plaza de la Revolución, que reunirá por primera vez desde 1959 en un escenario de La Habana a más de 20 artistas de la isla con otros que no han vivido en Cuba durante décadas y cuya música casi nunca ha sido escuchada en la televisión y la radio nacionales. Ante la posibilidad de que haya un rebrote del virus en el verano, los organizadores han advertido que tendría que limitarse severamente el número de personas admitidas en la plaza, pero que millones de espectadores de todo el mundo podrán ver el concierto en vivo por televisión. Numerosas cadenas internacionales han manifestado su interés por transmitir el espectáculo, quizás atraídas por la presencia de invitados especiales como Jennifer López, Mark Anthony, J Balvin, Maluma y Bad Bunny.

Se especula que, tras los acontecimientos políticos de los últimos meses, Díaz-Canel estaría estudiando la posibilidad de crear una Comisión Nacional de Reparaciones a la que se le encargaría la responsabilidad de elaborar una lista de intelectuales, artistas, periodistas y profesores universitarios «que sólo por sus opiniones políticas, creencias religiosas, preferencias sexuales, su afinidad, amistad o relación con otras personas, organizaciones o países, o cualquier otra razón ilegítima, hayan sido víctimas de ultrajes, abusos, difamación u otros ataques contra su dignidad personal o su obra profesional». Supuestamente, de acuerdo con un borrador del decreto que crearía la comisión, que El Estornudo ha obtenido pero cuya autenticidad no ha podido confirmar, Díaz-Canel tendría la intención de pedir oficialmente perdón en nombre de su gobierno a las personas incluidas en esa lista y «ordenar que se acometan las acciones necesarias para eliminar de todos los documentos y publicaciones oficiales cualquier referencia injuriosa o difamatoria contra esas personas, estimular la reevaluación crítica, justa y profesional de su obra intelectual, y facilitar que el público tenga amplio y fácil acceso a sus creaciones». De acuerdo con algunos funcionarios del gobierno cercanos al círculo de Díaz-Canel, ha habido discusiones sobre cuáles serían el momento y el escenario más adecuados para que el presidente de Cuba pronunciara un discurso pidiendo perdón a los individuos incluidos en la lista. Según esas fuentes, Díaz-Canel tuvo inicialmente la intención de dedicar una parte de su discurso en el congreso del Partido Comunista, que se iba a celebrar en abril, a «los crímenes históricos y recientes contra la cultura, los artistas y los intelectuales», llegando incluso a decir a algunos amigos que iba a tener su «momento Jrushchov», en referencia al célebre «discurso secreto» de aquel líder soviético en el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS en 1956. Algunos asesores le habrían advertido a Díaz-Canel que la audiencia del congreso podría recibir su discurso con abierta hostilidad, y habrían sugerido que escogiera para pedir perdón un sitio de alto valor simbólico, como la casa de José Lezama Lima, o la de Martí, frente a una audiencia pequeña y leal de intelectuales «reformistas». De cualquier manera, la sorpresiva cancelación del congreso del Partido, hace dos semanas, y el aparente conflicto entre facciones reformistas y conservadoras en la cúpula del poder en la isla, podrían obligar a Díaz-Canel a posponer un gesto que sus rivales del ala dura del gobierno verían como inaceptable, «una traición abierta a la Revolución», o que, al decir de un funcionario cercano al ex segundo secretario del Partido, José Ramón Machado Ventura, «sería como enterrar a Fidel por segunda vez».

Interrogado por El Estornudo en La Habana, un joven artista que estuvo en la manifestación del 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, y prefirió mantener el anonimato, declaró: «Si Díaz-Canel pide perdón a los artistas, habría que ver quién se lo iba a aceptar. No es a los artistas a los que tiene que pedir perdón, como si los artistas fueran los únicos a los que se les ha hecho de todo en este país. Tiene que pedirle perdón a todo el pueblo de Cuba, y después renunciar. Todo esto que han montado con Padilla es una farsa».*

*Este artículo es una obra de ficción. Todas las citas en él son inventadas. Parece mentira, pero estas aclaraciones hay que hacerlas. Hay muchos mentecatos por ahí.

Publicado originalmente en El Estornudo.

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