Arigato, Tokio 2020
Por Francys Romero
Casi todos los domingos de clausura en Juegos Olímpicos son días tristes. Sabes que ese día siempre está esperando por ti. Es la primera imagen definitiva que tengo en mi mente de las citas estivales, y siempre es triste. El recuerdo de Barcelona 1992 es la canción «Amigos para siempre», junto al oro de Javier Sotomayor. Atlanta 1996: la lesión que le impidió participar a Iván Pedroso; Sydney 2000: la derrota en la final del béisbol ante Estados Unidos; Atenas 2004: el empujón de un fanático al maratonista brasileño Vanderlei de Lima; Beijing 2008: la escasa cosecha (solo tres medallas doradas) de Cuba y la horrible inmovilización a Daima Beltrán en el judo — sin contar la reflexión de Fidel Castro sobre la globalización del deporte algunos días después — ; Londres 2012: el sentimiento de vacío llegó con la lesión de Dayron Robles al pasar la quinta valla, y Río 2016: ninguna tristeza porque no pude ver los Juegos.
Con la clausura de Tokio 2020, esto volvió a repetirse una vez más, aunque la buena noticia es que París 2024 llegará en un lapso de mil 83 días, es decir, apenas tres años. Por tanto, no fue este domingo el más triste de todos. Durante la ceremonia final en la noche asiática pudimos leer la frase «Arigato» («gracias», en japonés) en el mismo lugar del estadio olímpico donde en 1964 se colocó «Sayonara» («adiós»).
Más allá de los valores del olimpismo, camaradería, superación personal, esa oración «coubertiana» de que lo importante «no es ganar sino saber competir», aquel ideal griego según el cual se intentaban conciliar las diferencias de religión, raza, credo político, estos Juegos fueron una plataforma para exponer que en nuestro mundo, en efecto, existen discordias, discriminaciones, dictaduras, exilios, enfermedades virales, o mentales, que abruman al ser humano.
En febrero de 2021, una encuesta apuntaba que más del 60 por ciento de los japoneses no quería Juegos Olímpicos en su tierra; apenas un nueve por ciento pensaba que sí debía procederse, y cerca de un 35 por ciento proponía limitaciones para la celebración de la cita estival, como estadios vacíos y otras medidas de seguridad frente a la COVID-19, que pospuso los Juegos un año antes como si se tratara de una guerra mundial.
Según Katsuhiro Miyamoto, profesor emérito de la Universidad de Kansai, citado por Sport Ilustrated en mayo último, las pérdidas económicas de estos Juegos superarían los 20 mil millones de dólares. El Comité Organizador, tiempo antes, afirmó que esta fiesta de 16 días costaría alrededor de 15.4 mil millones de dólares, el doble de lo inicialmente fijado (7.4 mil millones), mientras otros opinaban que un poco más. Con el retiro de la mayoría de los patrocinadores, estadios sin público y el turismo en grado cero, el impacto financiero de Tokio 2020 fue una de las historias que quedaron en el lado ciego del espectáculo deportivo: más de 11 mil atletas vieron acción en 339 eventos correspondientes a 33 disciplinas. Fueron los Juegos Olímpicos más caros de la historia: se gastó más de tres veces el presupuesto inicial, y no pudieron recogerse ganancias. Según Joseph Pompliano en Huddle Up, Tokio evitaría 40 mil millones de dólares en pérdidas no cancelando los Juegos, pero, sin fans, estimó las pérdidas en 22 mil millones, casi lo mismo que costaron los dos últimos Juegos, Londres 2012 y Rio 2016, combinados.
Lugar 14 de Cuba: ¿Un éxito en medio de una crisis? Depende de tu perspectiva…
Fue la edición 32 de los Juegos Olímpicos de Verano, y la delegación de Cuba obtuvo el decimocuarto lugar en el medallero: su mejor ubicación desde Atenas 2004. La última vez que la Mayor de las Antillas figuró más allá de los primeros 20 puestos en una clasificación general fue en México 1968, con solo cuatro medallas de plata y el lugar 31.
Sede Año Deportistas Lugar
México 1968 115 31
Múnich 1972 143 14
Montreal 1976 156 10
Moscú 1980 208 5
Barcelona 1992 190 5
Atlanta 1996 165 8
Sydney 2000 239 9
Atenas 2004 152 11
Beijing 2008 158 19
Londres 2012 112 16
Rio 2016 123 18
Tokio 2020 69 14
Muchos creímos que Tokio 2020 constituiría la lógica salida de Cuba de los 20 primeros países del mundo, luego de 11 Juegos y 44 años. Desde precisamente Tokio 1964, cuando fueron apenas 25, la comitiva de la isla no era inferior a los cien deportistas. Nadie, ni la prensa oficial que viajó a la capital japonesa, ni la que quedó en La Habana, ni los políticos, ni siquiera el gobernante Miguel Díaz-Canel, apostaban por que Cuba terminase esta vez entre los primeros 20 del medallero.
Fue entonces cuando empezaron a caer títulos. Los luchadores grecorromanos Mijaín López y Luis Alberto Orta. La dupla de canotaje a mil metros (Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge). Los boxeadores Roniel Iglesias, Arlen López, Julio César La Cruz y Andy Cruz.
Idalys Ortiz (judo), Leuris Pupo (tiro) y Juan Miguel Echevarría (atletismo) lograron plata, mientras que los cinco bronces pertenecieron a Lázaro Álvarez (boxeo), Yaimé Pérez (atletismo), Rafael Alba (taekwondo), Maikel Massó (atletismo) y Renieris Salas (lucha libre).
Pese al masivo éxodo que ha afectado todos los deportes y la negativa a aceptar plenamente el profesionalismo (que los deportistas compitan de manera independiente en cualquier parte del mundo y que luego regresen para competir por su país — voleibolistas, por ejemplo, desde Osmany Juantorena hasta Kenia Carcasés o Melissa Vargas…, pero también baloncestistas, balonmanistas, luchadores, pesistas, etc.; decenas de atletas que por no residir en la isla o no estar federados nunca fueron llamados, sin que en rigor mediara «bloqueo», «embargo», «Estados Unidos», o cualquier otra tentativa de justificación baldía… — , pese a todo ello, Cuba se mantuvo entre los 20 primeras naciones en Tokio 2020 gracias a la conquista de siete medallas de oro. Pero ese resultado pudiera conducir a error. Bien puede tratarse de un espejismo.
Tal pareciera que el deporte en la isla tuvo una resurrección. Pero, ¿puede considerarse que un sistema deportivo es exitoso por siete oros conseguidos en tres deportes? ¿Esos 69 atletas, la cifra más baja desde 1968, son indicador de un triunfo masivo? ¿Acaso olvidamos que Cuba cayó al sexto lugar en el medallero de los Juegos Panamericanos de Lima en 2019?
El análisis más vital quizá no debería apuntar a lo que se logró, sino a lo que pudiera haberse logrado. Las contingencias de un sistema deportivo totalmente controlado por el gobierno y sus decisiones burocráticas negaron a Cuba un lugar más alto aún en los Juegos Olímpicos. La eliminación de una serie de medidas permitiría retornar a los equipos nacionales por lo menos a unos 200 atletas de élite. Ello, además, elevaría la representatividad en los deportes colectivos, los cuales han desaparecido del escenario olímpico por obra y gracia de quienes toman las decisiones, ajenos a uno de los preceptos fundamentales del olimpismo: eliminar barreras.
Tal política de aislamiento es una de las razones por las que hasta 22 cubanos aparecieran compitiendo en Tokio 2020 con banderas de otros países, como Chile, Italia, Polonia, Brasil, Portugal, España o Turquía. Esta pequeña delegación de exiliados (de quienes ya al menos se mencionan los nombres en la televisión nacional) alcanzó un oro y tres bronces.
¿Cambiará algo en Cuba para el próximo ciclo?
Notas finales sobre Tokio 2020
-El cubano Mijaín López se erigió como el primer latinoamericano con cuatro medallas de oro en Juegos Olímpicos de forma consecutiva, y sexto deportista con récord semejante en pruebas individuales. Antes lo habían hecho Paul Elvstrom (Dinamarca; 1948–1960; Vela), Al Oerter (Estados Unidos; 1956–1968; Atletismo), Carl Lewis (Estados Unidos; 1984–1996; Atletismo), Kaori Icho (Japón; 2004–2016; Lucha Libre) y Michael Phelps (Estados Unidos; 2004–2016; Natación). Otros 15 deportistas lo han logrado, pero incluyendo pruebas colectivas.
-Antes de Tokio 2020 ninguna mujer había defendido con éxito sus títulos en los 100 y 200 metros del Atletismo. La sprinter jamaicana Elaine Thompson-Herah prevaleció nuevamente en ambos eventos con récord olímpico incluido en el primero de ellos, superando los 10.62 segundos de Florence Griffith Joyner en Seúl 1988.
-Italia logró cinco medallas de oro en el Atletismo (100 m, salto largo, relevo 4×100 m (m), 20 km marcha (m) y (f). Entre 1988 y 2016, los italianos lograron solo cuatro oros en ocho Juegos Olímpicos.
-Neisi Dajomes, pesista ecuatoriana de los 76 kg tuvo que cargar 263 kg para conquistar la gloria olímpica. Primera mujer de Ecuador con semejante lauro. «Mamá y hermano», se escribió en su mano izquierda y recibió la medalla bañada en lágrimas tras dedicar su triunfo a sus familiares fallecidos respectivamente en 2019 y 2018.
-La nadadora australiana Emma McKeon ganó siete medallas (cuatro oros y tres bronces), empatando el récord de más preseas entre mujeres. La última en lograr algo similar fue la gimnasta Mariya Gorokhovskaya en Helsinki 1952.
-Y otra mujer, Allyson Felix, se convirtió en la atleta más condecorada de todos los tiempos en el atletismo, con 11 medallas. Ganó la primera con 18 años en Atenas 2004. Felix llegó a siete oros, tres platas y un bronce, solo por detrás del fondista finlandés Paavo Nurmi (12) en los años veinte del siglo pasado.
-Flora Duffy (triatlón) ganó la primera medalla de oro para las Islas Bermudas en 84 años. Lo hizo sin entrenador, sin mecánico de bicicleta, etc.
-Tom Daley es un clavadista británico que compitió con solo 14 años en Beijing 2008 y que es muy conocido por su activismo en favor de los derechos de la comunidad LGBTIQ. Doce años después de su debut olímpico logró su tan ansiado metal dorado en la plataforma sincronizada.
-Puede resultar extraño competir con más de 60 años en unos Olímpicos. En la villa de los atletas te confunden con un árbitro, un juez de boxeo, un voluntario o un asistente de cocina. El australiano Andrew Hoy, de 62 años, fue el deportista con mayor edad en conquistar medalla en estos Juegos de Tokio 2020. Ganó plata y bronce en equitación. La medallista más joven fue la japonesa Kokona Hiraki: 12 años y plata en Skateboarding.
-Sifan Hassan emigró a Holanda como refugiada cuando tenía 15 años, en 2008. La nacida en Etiopía fue una de las historias de estos Juegos Olímpicos. Corrió 24 mil 500 metros contra sí misma y contra el reloj en los eventos de mil 500 (bronce), cinco mil (oro) y diez mil (oro), y entró en la conversación sobre las mejores corredoras de fondo de todos los tiempos. Pero uno no ve las potencialidades más feroces de un atleta hasta que cae en plena competencia, y eso le ocurrió con Hassan. En el heat preliminar de los mil 500 metros planos, cuando ya había sonado la campana de la vuelta final, par de corredoras se rozaron en mitad del pelotón, otra cayó, y Hassan no pudo evitar precipitarse sobre la pista. Entonces vino la parte surrealista, porque Hassan retomó la carrera desde el último puesto y, faltando menos de 400 metros, comenzó a superar rivales (hasta 11) en una recuperación extraordinaria que dio la vuelta al mundo.
-Estados Unidos se ha llevado la medalla de oro en 16 de las 20 ediciones del baloncesto masculino en Juegos Olímpicos. Este fue el cuarto título consecutivo, desde Beijing 2008.
-Hubo 20 récords mundiales en Tokio 2020: Natación (6), Levantamiento de Pesas (4), Atletismo (3), Ciclismo (3), Tiro (3) y Escalada Deportiva (1). Uno de ellos correspondió a la venezolana Yulimar Rojas: 15,67 metros en el triple salto, destruyendo una marca de 26 años (15,50 m).
Publicado originalmente en El Estornudo.